De acuerdo con información de la Secretaría de Economía en México y del último censo realizado por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía 9 de cada 10 empresas mexicanas se podría clasificar como una pequeña o mediana empresa. Teniendo en cuenta que el 90% de empresas mexicanas se clasifican como PyMEs el papel que estas tienen en la economía nacional resulta crucial para los niveles de empleo en el país y para el crecimiento del PIB. Es por lo anterior que para poner en México en la senda del crecimiento resulta fundamental poner particular atención en las necesidades que tienen estas pequeñas o medianas empresas.
El común denominador que encontramos en las pequeñas y medianas empresas es la falta de acceso a los recursos necesarios para invertir en capital humano, en capital físico o en estrategias administrativas con miras a tener un mayor crecimiento en el negocio. Al ser estas empresas, pequeñas y en ocasiones poco consolidadas en el mercado, el otorgar financiamiento a éstas resulta poco atractivo para instituciones financieras tradicionales pues la probabilidad de recuperar el dinero prestado a pequeñas y medianas empresas es menor que la probabilidad de recuperar el dinero prestado a empresas grandes.
Lo anterior resulta desesperanzador si tenemos en cuenta que la principal limitación a la que se enfrentan las empresas pequeñas y medianas es a la de los recursos monetarios necesarios para llevar a cabo sus proyectos productivos y de crecimiento. Sin embargo gracias al avance que se ha dado en los mercados financieros a lo largo de los últimos años hoy es posible encontrar alternativas al financiamiento tradicional a través de empresas confiables que se dedican a otorgar una amplia variedad de productos financieros a las tasa de interés más bajas del mercado y con los mejores términos y condiciones. Es por esto que resulta de suma importancia para aquellas personas que se encuentran al frente de alguna pequeña o mediana empresa informarse a cerca de estas alternativas a las instituciones financieras tradicionales.
Una vez que las personas interesadas en obtener recursos necesarios para llevar a cabo los diferentes proyectos productivos que tienen en mente se han informado a cerca de la existencia de empresas con atractivos productos financieros es necesario que definan bien cuál es su necesidad de financiamiento primordial. Entre las distintas opciones de financiamiento que estas empresas otorgan existen unas que podrían resultar ser bastante benéficas para los proyectos de inversión en maquinaria y equipo necesaria para nuestra empresa. Estas opciones de financiamiento son los arrendamientos. Los arrendamientos consisten en ir pagando “renta” a lo largo de un plazo determinado por la utilización del algún activo en particular. Dependiendo de la empresa a través de la cual consigamos el arrendamiento este podría ser sobre equipo de transporte necesario para distribuir nuestras mercancías o transportar a nuestro personal o maquinaria necesaria para realizar alguna función dentro del proceso productivo de nuestra empresa, por citar algunos ejemplos. Dentro de los arrendamientos encontramos dos tipos: los arrendamientos puros y los arrendamientos financieros. Los arrendamientos puros consisten en pagar “renta” por utilizar el activo en cuestión durante un plazo determinado por el contrato, al finalizar este simplemente se finaliza el contrato de arrendamiento. Por otro lado el arrendamiento financiero consiste en pagar “renta” por el uso de un activo a lo largo de un plazo determinado y al finalizar el plazo tener la opción de adquirir el activo pagando únicamente el valor residual del activo que estuvimos utilizando. La ventaja que presentan los dos tipos de arrendamientos sobre el crédito tradicional es la posibilidad de mantener nuestro equipo actualizado. Escoger entre arrendamiento puro o arrendamiento financiero dependerá de las estrategias específicas de nuestra empresa.
