Al momento de llevar a cabo proyectos de emprendimiento son distintos los factores que debemos tomar en cuenta. Para poner en marcha un proyecto de emprendimiento no basta únicamente con tener una idea original a cerca del producto o servicio que queremos desarrollar. Antes de emprender debemos cerciorarnos de que lo que vamos a introducir en el mercado crea valor económico. El valor económico se podría definir como la diferencia que existe entre el valor de un bien o servicio percibido por el consumidor y el costo de elaboración de dicho bien en el que incurre el productor del mismo. Al momento de entrar a determinado mercado debemos tener claro si la estrategia que elegiremos será una estrategia de diferenciación o una estrategia de bajo costo.
La primera estrategia genérica consiste en determinar si brindaremos a los consumidores de determinado bien o servicio un bien con características particulares que lo harán más exclusivo y por lo tanto más atractivo para los clientes. Al momento de implementar este tipo de estrategia debemos tener en cuenta que para lograr lo anterior tendremos que invertir más recursos en la elaboración de dicho bien y por lo tanto esperamos que el valor percibido por los clientes aumente por lo menos de igual manera para que los valores económicos de los productos en cuestión se vuelvan similares. Por otro lado al momento de implementar una estrategia de bajo costo debemos estar conscientes de que el valor percibido de dicho producto por parte de los consumidores será menor y por lo tanto debemos esperar que la reducción en los costos de la elaboración de ese producto disminuyan cuando menos en la misma cantidad para continuar creando un valor económico equiparable al de los productos que existen en el mercado y con los cuáles competiremos.
Para poder implementar cualquiera de las dos estrategias anteriores debemos tener muy en cuenta las diferentes características del mercado en el cuál incursionaremos y además resulta sumamente importante proyectar distintos escenarios posibles para determinar cuáles serán los beneficios que obtendremos de determinadas estrategias en determinados escenarios. Lo anterior no siempre resulta fácil pues la realidad suele ser más compleja de lo que a veces pensamos. Para poder llevar a cabo una buena proyección de escenarios es necesario mantener los supuestos lo suficientemente complejos para que esta proyección sea relevante. Para lo anterior es necesario contar con un equipo capacitado que se dedique a diseñar el plan a seguir en lo que respecta a la estrategia y además una vez delineada ejecutarla para poder poner en marcha el emprendimiento que tenemos en mente. Para poder reunir a dicho equipo es necesario invertir recursos suficientes en capital humano y de esta manera atraer a gente talentosa que crea en nuestro proyecto.
Al hablar de recursos probablemente pensaremos en grandes obstáculos a sortear para poder obtenerlos sin embargo gracias al desarrollo que ha habido en los mercados financieros en los últimos años hoy resulta relativamente fácil encontrar sociedades financieras confiables que pongan a nuestra disposición distintos tipos de financiamiento con las tasas de interés más bajas del mercado y los mejores términos y condiciones en nuestros contratos. Dentro de los tipos de préstamos que este tipo de sociedades nos podrían ofrecer el crédito y el arrendamiento resultan ser los más atractivos. El crédito nos permitirá obtener liquidez tanto para llevar a cabo inversiones en capital humano como en capital físico mientras que el arrendamiento nos dará la posibilidad de pagar “renta” por utilizar determinado tipo de activos. Elegir uno u otro dependerá de la estrategia específica de nuestro emprendimiento lo importante es obtener los recursos de manera rápida y económica.
