Dentro de las diferentes decisiones de inversión que debemos tomar a lo largo de nuestra vida una que resulta bastante compleja es la decisión de invertir en un automóvil. Elegir un automóvil no siempre es una tarea fácil pues nos en el mercado encontramos un sinnúmero de marcas y modelos que hacen que nuestras opciones se vean multiplicadas y por lo tanto la complejidad de tomar dicha decisión aumente. Para poder llevar a cabo el proceso de inversión en un automóvil de manera óptima es necesario seguir un proceso ordenado de pensamiento. Lo primero que debemos definir al momento de querer adquirir un coche es el uso para el cuál destinaremos al mismo. No es lo mismo requerir el automóvil para nuestro uso personal que para integrarlo al proceso productivo de nuestro negocio. En el primer caso es necesario tomar en cuenta distintos factores como el número de integrantes de nuestra familia, el tamaño y las características urbanas de la ciudad en la que habitamos y las distintas necesidades de transporte que requerimos tanto dentro como fuera de nuestra ciudad. Si por el contrario el automóvil lo requerimos para el proceso productivo de nuestro negocio es necesario tener muy claro en que parte del mismo lo requerimos. El automóvil que necesitaremos para nuestro negocio dependerá de si lo requerimos para transportar insumos, para transportar personal o para distribuir productos finales.
Una vez que hemos dejado claro el uso para el cuál destinaremos nuestro vehículo es necesario determinar cuál es el presupuesto con el que contamos. En este punto resulta importante tener en cuenta que en los últimos años ha habido bastante desarrollo en las finanzas lo cual hace que hoy día podamos adquirir nuestro automóvil por distintos medios de financiamiento que se encuentran disponibles en el mercado. Dentro de los distintos tipos de financiamiento que nos pueden ayudar a realizar la transacción se encuentran el crédito y el arrendamiento. El crédito consiste en pedir prestados los recursos que necesitamos para adquirir el automóvil usualmente después de haber dado un enganche que consiste en una parte proporcional del valor del mismo. Este préstamo se irá pagando en mensualidades a lo largo de un tiempo determinado. Las mensualidades consistirán en una parte proporcional de los recursos recibidos acompañados de una tasa de interés. Al momento de solicitar este tipo de préstamo es necesario tener en cuenta que mientras mayor sea el plazo más intereses terminaremos pagando pues estos se van generando con el tiempo sin embargo mientras menor sea el plazo nuestras mensualidades serán mayores pues tendremos que cubrir el préstamo en un menor tiempo. Determinar el plazo dependerá en gran medida de la proyección de nuestros flujos esperados.
Por otro lado el arrendamiento también podría sernos útil. Dentro del arrendamiento existen dos tipos el arrendamiento puro y el arrendamiento financiero. El arrendamiento puro consiste en pagar “renta” por utilizar el vehículo durante el tiempo que utilicemos el mismo. El arrendamiento financiero funciona de manera similar con la diferencia de que éste cuenta con una opción de compra al finalizar el plazo determinado. La opción de compra consiste en pagar el valor residual del vehículo una vez finalizado el contrato de arrendamiento financiero. La ventaja que nos podría brindar el arrendamiento sobre otros tipos de préstamos es la posibilidad de mantener nuestro equipo actualizado pues tenemos la posibilidad de renovar el contrato con un automóvil nuevo. Elegir crédito o arrendamiento dependerá de nuestras preferencias y posibilidades personales sin embargo resulta de suma importancia obtener cualquiera de los dos préstamos a través de una institución financiera seria y confiable que nos brinde los términos y condiciones más atractivos del mercado.
